LA VITAMINA D FORTALECE NUESTRA SALUD Y NUESTRO SISTEMA INMUNITARIO
Importancia de la vitamina D
La vitamina D es mucho más que la “vitamina del calcio y los huesos” porque interviene en muchos procesos del organismo. Como veremos, tiene otras funciones muy importantes incluida la de potenciar el sistema inmunitario. Por otro lado, se ha constatado que en muchas enfermedades crónicas hay un déficit de sus niveles.
A pesar de vivir en un país mediterráneo tenemos una auténtica epidemia de déficit de vitamina D tal como mostró un estudio que publiqué en el que sólo un 8% de la población tenía niveles normales. Por todo ello, creo que es un tema de interés para el público general y más en la situación actual en la que conviene fortalecer nuestro sistema inmunitario.
Funciones de la vitamina D
Las funciones de una vitamina o de una hormona dependen de que se unan a un receptor celular. Al hacerlo se desencadenan las reacciones bioquímicas que producen el efecto en el organismo. Por ello, si queremos averiguar qué funciones tiene una vitamina o una hormona en el organismo hay que saber en qué lugares se encuentran sus receptores.
Función clásica sobre el metabolismo del calcio
Clásicamente se sabía que los receptores de la vitamina D (VDR) se encuentran en las células del intestino, los huesos y del riñón. Mediante su acción en estos 3 lugares se encarga de la regulación del metabolismo del calcio (Ca) y del fósforo (P).
Concretamente, la acción de la vitamina D sobre estos VDR lo que consigue es aumentar los niveles de Ca y de P en sangre. Así, sin la acción de la vitamina D sólo se absorbería en el intestino el 15% del Ca y el 65% del P de la dieta. Con la unión de la vitamina D a los VDR del intestino aumenta considerablemente la absorción de ambos minerales. A su vez, la acción de la vitamina D en el riñón aumenta la reabsorción del Ca y el P que se ha filtrado y se pierde por la orina. Es por ello, que una de las indicaciones más conocidas para suplementarse con vitamina D es para el tratamiento de la osteoporosis sobre todo en mujeres menopáusicas. Hay muchos estudios que avalan que la toma de vitamina D y de Ca disminuyen el riesgo de fracturas en estas pacientes.
Otras funciones de la vitamina D
Se han encontrado VDR en otros muchos lugares como, entre otros: músculo esquelético, cerebro, próstata, mama o colon. Pero aún más importante, en las principales células del sistema inmunitario como los linfocitos T, linfocitos B, macrófagos y células presentadoras de antígenos.
Y no sólo eso, sino que también se ha encontrado que controla casi 1000 genes. Entre los genes controlados por la vitamina D destacan los que inhiben la angiogénesis y los que inducen la apoptosis. La angiogénesis es la formación de los pequeños vasos sanguíneos, que es uno de los mecanismos que usan los cánceres para expandirse. Por otro lado, la apoptosis es la muerte celular programada, o sea un mecanismo natural por el que las células se autodestruyen. Ante esto podemos afirmar que la vitamina D está involucrada en el control de la proliferación celular.
La existencia de los VDR en casi todas las células del organismo explica la relación que hay entre déficit de vitamina D y ciertas patologías crónicas. Así hay estudios que demuestran su relación con diabetes, esclerosis múltiple, infecciones, artritis reumatoide, hipertensión, cardiopatías, y ciertos cánceres como el de próstata, colon o mama.
Pero cuidado, esto no quiere decir, por ejemplo, que vayamos a curar una diabetes tomando vitamina D. Todo en medicina es multifactorial y no hay una única causa. Lo que sí que va a ocurrir es, que si tenemos unos niveles óptimos de vitamina D, gozaremos de un mejor estado de salud que dificultará la aparición de enfermedades crónicas, sea la diabetes o cualquier otra.
Donde sí que hay una clara evidencia de su importancia es en el sistema inmunitario ya que hay varios estudios que evidencian que la suplementación con vitamina D disminuye significativamente el riesgo de infecciones víricas respiratorias.
¿Cómo se produce la vitamina D?
El primer paso es la conversión del 7-dehidrocolesterol en colecalciferol o vitamina D3. Esto se consigue mediante la acción de los rayos ultravioleta B (UVB) del sol. De todos es conocido que la exposición al sol es fuente de vitamina D, y es más, a día de hoy es la principal fuente para tener unos niveles óptimos por encima de la suplementación o la alimentación.
El segundo paso de conversión tiene lugar en el hígado, donde se produce una hidroxilación a nivel del carbono 25, obteniéndose la llamada 25-hidroxi-vitamina D3. Esta es la forma que circula por el organismo y de almacenamiento ya que tiene una vida media de varias semanas. Es la que se suele medir en los análisis de sangre.
El tercer paso tiene lugar en el riñón donde se produce una segunda hidroxilación en el primer carbono. Se obtiene la 1,25-dihidroxi-vitamina D3 o calcitriol. Es la forma activa que se une a los VDR para producir los efectos en el organismo y tiene una vida media mucho más corta.
Finalmente, una tercera hidroxilación en el carbono 24 producirá la desactivación de la vitamina D.
Exposición solar y síntesis de vitamina D.
Ya hemos dicho que los rayos UVB del sol son necesarios para el primer paso de activación de la vitamina D. Además, estos rayos UVB van a provocar una supresión de la sudoración, una alteración de la regulación del calor, una disminución del umbral del dolor y la aparición de vesículas. Todo esto es lo que pasa cuando uno se expone en exceso muchas horas al sol sin protección.
Nunca puede haber una intoxicación de vitamina D por un exceso de exposición solar. La melanina (que es la sustancia que da el color moreno a la piel) inhibe este primer paso de activación por lo que las personas de piel más morena requieren de una mayor exposición para sintetizar la vitamina D.
Hay variaciones de los niveles de melanina debido a factores genéticos y raciales. Los primeros homínidos tenían la piel más clara pero cubierta con pelo oscuro. Después evolucionamos hacia una piel desnuda y más oscura. Por ello apareció la melanina para protegernos de la agresión de los rayos UVB sobre las glándulas sudoríperas y la función termorreguladora (control de la temperatura). El color final de la piel es una solución de compromiso entre la fotoprotección y la necesidad de sintetizar vitamina D.
Por cierto, si estabas pensando en aumentar tus niveles de vitamina D en una cabina de rayos UVA, siento decirte que no lo conseguirás. El motivo es porque los rayos UVA son ultravioletas A, y los que activan la vitamina D son los rayos UVB (ultravioletas B).
La radiación solar no es igual en todo el planeta
Sigamos con los rayos UVB. Su absorción depende de varios factores como:
- Ángulo del sol.
- Hora del día.
- Estación del año.
- Latitud
- Altitud
- Masa de aire.
- Capa de ozono.
- Nubes.
- Contaminación.
Si disponemos de toda esta información es posible conocer la radiación exacta en la superficie de la tierra en un día y hora determinado. De esta forma se sabe que no hay diferencias significativas entre las radiaciones UVB entre hemisferios Norte y Sur. Sin embargo, sí que hay diferencias significativas entre solsticios de verano e invierno.
De esta forma se pueden establecer 3 áreas en el planeta:
- Sin déficit: alrededor del Ecuador.
- Déficit importante todo el año: hacia ambos polos.
- Déficit parcial durante el año: región intermedia.
Nosotros nos encontramos en esta zona intermedia donde aún si nos expusiéramos al sol adecuadamente cada día no recibiríamos los rayos UVB necesarios durante los meses de invierno. Si además añadimos nuestro estilo de vida en ciudades sobrepobladas, con actividades en interiores y no al aire libre, entenderemos por qué tenemos un déficit poblacional de vitamina D. Como ya expuse al principio, en un estudio que realicé y publiqué sólo un 8% de la población tiene niveles normales. Y si además tenemos en cuenta que los niveles normales son inferiores a los que se aconsejan en Medicina Integrativa para tener una salud óptima, nos daremos cuenta de que la situación es desastrosa.
¿Cuáles son los valores normales de vitamina D?
Ya hemos dicho que podemos saber nuestro nivel de vitamina D mediante un análisis de sangre de 25-hidroxi-vitamina D3. Se ha establecido que el nivel mínimo adecuado es el de 30 ng / ml. Así se habla de insuficiencia si tienes de 10 a 30, y de deficiencia si es inferior a 10 ng / ml. Os sorprenderíais de la cantidad de personas que están por debajo de 20 e incluso de 10.
Sin embargo, desde el punto de vista de la Medicina Integrativa con la vitamina D pasa lo mismo que con otras vitaminas D. Una cosa es tener unos niveles mínimos para evitar ciertas enfermedades y otra unos niveles óptimos para fomentar la salud. Por ello, en Medicina Integrativa se aconseja tener unos niveles de 50 a 80 ng / ml sobre todo si tienes enfermedades autoinmunes o crónicas.
Podemos estar tranquilos porque los posibles niveles tóxicos serían a partir de los 150 ng / ml, que son muy difíciles de alcanzar.
¿Cómo podemos aumentar nuestros niveles de vitamina D?
Se estima que cada día usamos unas 5000 UI de vitamina D por lo que las reservas se agotan en invierno. Aún así, ya hemos visto que casi todos tenemos un déficit por lo que tenemos aumentar nuestros niveles.
El mejor método es la exposición solar. Cuando más rayos UVB se reciben es cuando el sol está alto (sobre todo en verano y a mediodía). La exposición solar regular en verano aporta entre 2000 a 10000 UI al día. Si no hay contraindicación médica, deberíamos exponernos de 15 a 30 minutos al sol cada mediodía y esto es muy difícil por nuestro ritmo de vida.
Los alimentos aportan muy poco, pero podemos encontrar vitamina D en la leche, salmón, caballa, arenque, sardinas y marisco.
Por todo ello, todo el mundo tendría que tomar suplementos de vitamina D. Al ser una vitamina liposoluble se recomienda hacerlo durante una comida para que se absorba mejor.
Se puede tomar de forma diaria, semanal, quincenal, mensual dependiendo de los niveles, del estado de salud y de las necesidades de la persona. Lo más fisiológico sería tomarla cada día con el desayuno.
Hay dos marcas de ampollas de vitamina D subvencionadas por el Servicio de Salud que son el Hidroferol® (cada ampolla tiene 16000 UI) y el Deltius® (cada ampolla tiene 25000 UI). Se suelen tomar 1 o 2 al mes. Creo que es una opción interesante para el público general sin problemas especiales de salud porque es un esquema sencillo y barato.
Pero en casos, de enfermedades crónicas y sobre todo autoinmunes se recomienda la ingesta diaria de suplementos desde 2000 hasta 10000 UI en función de las características del caso. Pueden ser en cápsulas o en gotas.
Por otro lado, hay preparados que contienen además vitamina K2 que son de interés para mujeres menopáusicas que tienen osteoporosis. Fuera de este caso no recomiendo añadir la vitamina K2, a la que dedicaremos también un artículo en el futuro.
Dada la situación actual os recomiendo la toma de sol y de vitamina D para fortalecer vuestro sistema inmunitario. Pero recordad, nunca hagáis autoprescripción sino siempre siguiendo el consejo de un médico.